Alrededor de 16,5 millones de Latinos están viviendo en los Estados Unidos desde el 2021, representando aproximadamente el 19% del país. Algunos han inmigrado a los Estados Unidos, otros han nacido de padres que lo hicieron y algunos más provienen de un linaje que ha residido en estas tierras desde que fueron anexadas de México en 1848. Todos ellos tienen raíces en una gran variedad de países, cada uno con sus propios valores y cultural. Para muchos, sólo hay una cosa que los une: el español que hablan.
El término “foreign language anxiety” se refiere a emociones negativas, como nerviosismo o aprehensión al utilizar una segunda lengua. En el aula, los estudiantes que experimentan este temor faltan a clase o no hacen la tarea para evitar las emociones negativas que surgen de ellos, según un reporte publicado en la Revista de Lengua Moderna.
Ana Luengo, profesora y coordinadora del programa de español de SF State, brinda una educación “muy individualizada” a sus estudiantes porque a menudo vienen a clase con diferentes niveles de español.
“Muchos estudiantes tienen complejo al hablar el español porque sienten que no lo pueden hablar bien”, dice Luengo. “Yo como profesora lo que quiero es que mis estudiantes puedan salir con una formación académica que les permita conseguir buenos trabajos”.
Este concepto de ansiedad se ha vuelto más prevalente con la aparición del fenómeno “No Sabo”. Esta frase ha ganado popularidad en el internet, para referirse a los latinos que hablan español incorrectamente, como decir “no sabo” en lugar de “no sé”.
“La mayoría de niños y niñas de la comunidad latina hablan sobre todo español, hasta que llegan a la escuela y por la violencia que reciben, por la discriminación lingüística, abandonan el español. […] En cualquier caso, ridiculizar a cualquiera por como habla una lengua es muy violento”.
De hecho, el 54% de los latinos que no pueden mantener una conversación en español dicen que otros latinos les han “hecho sentir mal” por no poder hacerlo, según un estudio del Pew Research Center.
“Sé que se ha convertido más bien en una broma cultural, pero también es muy degradante, especialmente considerando la inmigración masiva a los Estados Unidos y la gente que intenta asimilarse”, dijo la estudiante Vanessa Muniz. “Esto ha resultado en que la gente no tiene la accesibilidad para seguir hablando, aprendiendo y enseñando español”.
Aún así, las conversaciones sobre el español y su conexión con la identidad latina no toman en cuenta la complejidad de las experiencias de quienes lo hablan.
Joseph Escobedo no entiende por qué los latinos se están criticando si el idioma difiere mucho de un país a otro. Como alguien de ascendencia peruana, su español a menudo no coincide con el que hablan sus amigos mexicanos.
“¿Cómo se dice ‘corn’ en México?” Escobedo pregunta. “Dicen maíz, pero ‘choclo’ es lo que se usa [en Perú]. Así que todos tienen sus propias palabras. Hay diferencias culturales entre los latinos entonces ¿por qué los estamos comparando? Que otros latinos te echen eso encima porque no eres tan ‘latino’ como a ellos les gusta, se siente peor. Te hace sentir como un extraño en tu propia comunidad”.
Escobedo, quien tiene la bandera peruana tatuada y lleva joyas y diseños para reflejar su orgullo cultural, dice que decidieron reconectarse con sus raíces después de ver lo distante que estaban sus hermanos de ellos.
El estudiante Leonardo Meza Martínez, quien es de Aguascalientes, México, no está de acuerdo con la idea de que alguien sea “menos” latino por no hablar español.
“No deben de tener vergüenza y no les debe importar lo que la gente piensa”, dice Meza Martínez. “Practícalo, inténtalo, vas a cometer errores y te digo desde la perspectiva de alguien que estuvo intentando aprender chino-mandarín e inglés. He tenido ese temor, ese sentimiento, así que mi consejo es tener el valor para hacerlo.”
El estado de California espera tener 3 de cada 4 estudiantes “competentes” en al menos dos idiomas para 2040. Sesenta y dos escuelas dentro del Distrito Escolar de San Francisco ofrecen recursos educativos multilingües, por el Departamento de Educación de California.
La profesora Luengo cree que estas iniciativas podrían tener matices problemáticos.
“Muchas de las escuelas bilingües de inmersión no están pensadas para la comunidad latina porque están pensadas en barrios que son bastante privilegiados y donde acaban yendo niños y niñas que no son latinas” dice la profesora Luengo. “Eso es lo que me preocupa, que las familias latinas no potencien más ese capital [cultural]”.
En otras palabras, los estudiantes cuyas familias han emigrado recientemente están recibiendo una educación basada en dejar el español mientras que los demás se están volviendo en “ciudadanos bilingües que puedan ser competitivos en el mercado”.